viernes, 29 de marzo de 2013

Unisex


De entre todos los libros que he leído en mi corta existencia, me he encontrado con muchos temas y con cantidad de autores que exponen sus vidas y sus experiencias, mientras que otros exponen lo que creen debería ser, o lo que según sus perspectivas son las cosas. Pero acá encontramos un libro que personalmente me encanto, por cantidad de razones pero de las cuales, si tengo que elegir una pues sería la forma tan clara, honesta y algo sórdida de la realidad de la juventud venezolana que le toca vivir en esta sociedad y que a la vez tiene que estar inmersa su vida dentro de estas ciudades que crecen y siguen creciendo con todos nosotros dentro de ellas.

Esta demás referirnos al hecho que expone temas y situaciones como la sexualidad, las drogas y el alcohol, la fidelidad y la infidelidad, las rumbas y la desolación posterior a estas,  el uso y abuso de todo lo que nuestro siglo XXI nos ha hecho transitar. Pero al mismo tiempo de una forma muy pero exageradamente cotidiana que nos trasporta a su realidad que a la vez es la nuestra, ya que, con referencias muy detalladas de lo que hace nos proyecta un escenario de Venezuela que pocas veces he leído en un libro. Además de hacerlo jocoso en su momento, acido y presumido en otros, también lo hace triste, deprimido y embarazoso algunas veces, estoy seguro de que quien lea Unisex, se reirá, sentirá pena tanto ajena para con el autor como propia en algunos momentos, para una persona como yo, la personalidad del autor en sus momentos ácidos es muy refrescante al punto de hacerme identificar con su opinión, en otras exagera desde mi punto de vista al tratar de compararse al resto de la gente de su alrededor cuando en un lugar como Caracas donde la vida y las actitudes de la gente es ser plástico, como si todo fuese una competencia por ver quien luce, o tiene las mejores cosas, o quien se derrocha mas plata en hacer o verse de una determinada forma.

Durante todo el libro el autor tiene una capacidad de análisis de las situaciones que vive, donde se pregunta y recuerda diversas situaciones en un estilo tan parecido al que uno vive, que sus pensamientos uno los hace propios del mismo modo que te hace reflexionar en su propia reflexión aunque asientas o difieras con su opinión, hay que estar claro acá del tipo de individuo que escribió este libro y del personaje del mismo, un ser cultivado, e inteligente, pero que además de serlo está en plena conciencia de que lo es, y se jacta en diversas ocasiones durante todo el parlamento tanto directa como subliminalmente, y cuando digo subliminalmente es porque disfruta de una u otra forma de mofarse de otros sin que se den cuenta que lo está haciendo, o peor aun cuando es más directo en su alocución que no sean capaces de poder responderle al mismo nivel que el espera que le respondan, cosa que le satisface, y cosa que debo confesar que me encanta porque yo también hago lo mismo. Pero que pasa, una cosa es hacerlo en un lugar donde existe un supuesto en el que todos tienen un nivel parecido en cuanto a aprendizaje o llámese conocimiento en general donde estamos cortados todos por las tijeras de los mismos profesores, nuestra universidad, pero lo que yo me pregunto es ¿Cómo en un sitio como el Centro San Ignacio en Caracas donde convergen tantas personas de tantos niveles diferentes de conocimiento, estatus social y estatus económicos, donde lo que menos están pendientes es de demostrar el nivel académico que tienen, buscar compararte con ellos a un nivel no justo? Y cuando me refiero a no justo es debido a ese ser que es objeto de la atención del autor en determinados momentos no sabe que está siendo comparado en una escala en la que ni si quiera está siendo informado que será medido.

Quizás es una situación por la que todos los seres humanos pasamos el compararnos con otros, por su puesto nadie se compara por el lado débil, sino por donde somos “mejores” o creemos serlo, durante toda la redacción de verdad no juzgo lo que hace el personaje en el que el autor de describe sino que voy aceptándolo del mismo modo que puedo ver una película, claro como todo ser humano estoy en acuerdo y en desacuerdo con muchos detalles pero no digo que sea malo o bueno, pienso que eso está en la perspectiva de cada quien, tengo que acotar que al leer el libro aunque en un principio estaba muy identificado con la vida del autor que nos presenta, entre mas voy leyendo el libro más me doy cuenta que menos y menos me voy identificando con él, por aspectos como es el uso de alcohol y como el de las drogas, y no porque lo considere malo en demasía, ya que, en mi familia el uso del alcohol es para algunos individuos cotidiano podríamos decirlo, claro desde mi punto de vista, pero que me llevo a no querer tomar, o lo menos posible; las drogas por otro lado, al llegar acá a la isla es algo que al tener amistades es algo ineludible, por lo cual digo que tengo amigos que usan esas sustancias de las cuales a mi no me llama el menor interés, ahora regresando al punto, por otro lado la vida sexual del amigo es lo que me hizo sentirme aludido a su vida, cosa que acá en la isla comencé a experimentar con una necesidad como la del sediento por el agua o el preso por la libertad, que se puede decir en ese sentido de un joven adulto en sus 20’s, algo normal, o algo exagerando, sin decir cifras, pero que al compararme con el libro me hizo pensar en muchas cosas, cosas como ¿Cuándo uno puede decir que es demasiado?, o quizás eso nunca uno se lo quiere preguntar, cosa que me hace agradecer haber leído el libro que me permite ponerme en tercera perspectiva, y de esta manera ser objetivo con el libro y con mi propia vida, sobre todo porque el motivo del libro es el amor, y que cuando uno tiene excesos simplemente pierde la capacidad de detenerse y poder apreciar, y se pierde el gusto por un acto en el que se supone dos deben demostrarse de una manera física lo sentimientos que se tienen por el otro. Repito, sigue siendo mi opinión frente al asunto… 

Por otra parte el autor pasa por momentos de mucha depresión causada tanto por sí mismo como por el entorno que lo rechaza al no cualificar dentro de los estándares de perfección que nuestra sociedad impone, sociedad esta que al buscar pareja es mucho más estricta en esa perfección, no es por sonar presumido pero rechazo que personalmente yo no he pasado, por lo menos no un rechazo al que el personaje de la novela se ve inmerso, quien sabe, no es lo mismo estar en mis 20’s que pisando mis 40’s, ¿no?, por lo menos no la he sentido del target al que yo me enfoco por decirlo así, ja ja ja, disculpen el cinismo, ahora, la depresión que él se causa siento que es debida a sus características físicas que no acepta al punto de llamarse mutante cada vez que puede al verse al espejo, sin exagerar, pienso que el que no quiere no puede o no hay peor ciego que el que no quiere ver, y me refiero que el que no quiere ver la salida nunca saldrá, cuando uno no está contento con una característica propia, no hay nadie más que uno mismo para buscar cambiarla, si uno tiene sobre peso, o algo más que no te guste, pues no eres sino tu el que tiene el poder en las manos para cambiarlo, dentro de los limites monetarios, y físicos de cada quien claro está, pero aun así, considero yo que siempre está en nuestras manos, y los excesos que se le den al cuerpo también lo afectan, alcohol, rumbas, drogas, nunca podrán hacer bien al organismo, como ningún exceso, trabajo, estudios o familia e hijos aunque tengan un lado positivo y de crecimiento, los excesos siempre serán malos para el cuerpo. Y como lo dije antes el que no quiere cambiar no cambiará.

Por otra parte, retomando el tema de mi separación por el gusto con el personaje inicialmente es el hecho de que aunque el autor refleja a un señor ya, preparado, inteligente, seguro de lo que sabe, y de lo que es como profesional, ambicioso, y en búsqueda de algo mejor para si mismo cosas con las que me identifico sin lugar a dudas, es el hecho de que siento que tiene algo de rencor para con lo que ha terminado siendo su vida, un afán por encontrar a la mujer de su vida, mujer perfecta con características opuestas a la mujer que se encuentra y que vive lo que él quiere vivir, que irónicamente, esas mujeres que más se han parecido a lo que él quiere las ha tenido debajo de las narices y además de no percatarse le llegan a fastidiar como el caso de su novia de Valencia, pienso que uno debe ser coherente entre lo que dice y lo que hace, y en ese particular él no me lo parece. Además que a la edad que tiene me gustaría tener otro tipo de vida diferente a la que el lleva, no me quiero ver para nada como él a su edad, y esa idea me hace tener una aversión al personaje.

Un punto que trata mucho el libro es la fidelidad, y como entre “amigos” se comparten y faltan el respeto para con esa persona que decidieron que estuviese a su lado, pienso que ni si quiera la sociedad realmente obliga a que uno permanezca al lado de alguien que no quieres, y mas hoy en día, y esa realidad Caraqueña es tan cotidiana que parece mentira, además que todos nos tapamos los ojos ante esta realidad y ante muchas otras que nos parecen feas de nuestra propia humanidad y que nos demuestra lo malos que podemos ser o lo bajo que se puede llegar a ser y de lo cual nadie quiere estar consciente.

Para finalizar me gusto este libro porque rompe con la forma de cómo se puede enseñar sobre la realidad que vivimos, hay quieres aprenden con libros rosas donde las lecciones son evidentes y no queda nada a la imaginación de cómo uno debería actuar ante una situación que por su puesto nunca se dará igual a esos cuentos de hadas, a mi entender claro está. Y nos enseña de una forma ruda, cruda, y cotidiana como se presentan las situaciones en la vida de hoy en estas grandes metrópolis venezolanas, donde la rumba es la “misa” donde el joven de finales de la primera década del siglo XXI decide orarle al Dios de la diversión, que claro esta como en toda religión cada quien llevará un dogma particular en el que decidirá hasta donde llegar en la vida o la noche de rumba de cada quien.

Ensayo realizado en el julio del 2008 para la cátedra Relaciones Humanas
Raúl Zerón
Lcdo. en Hotelería

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