viernes, 29 de marzo de 2013

Análisis crítico de la situación actual de la Universidad Simón Bolívar


El Núcleo del Litoral de la Universidad Simón Bolívar, ubicado en la cuenca de Camurí Grande en Naiguatá, Municipio Vargas, nace por dos razones: una que se podría llamar como vínculo de desarrollo social y, otra, de carácter social, debido a la necesidad regional de suministrar educación superior a sus egresados de la educación media. Así mismo, se debe destacar la iniciativa especial del Rotary Club de La Guaira, de la Cámara de Comercio de La Guaira y de las Asociaciones Aduanales, Industriales y Comerciantes del Departamento Vargas, hoy estado Vargas, quienes acudieron a la USB y a las instituciones del Estado para solicitar la creación de una institución de educación superior en la zona. La comunidad litoralense la concibió como factor de desarrollo, para permitir a la región una menor dependencia de la acción de la capital.

El Estado y la universidad atendieron a la solicitud. Por lo tanto, el Ministerio de Educación, hoy el Ministerio para el Poder Popular para Educación Superior, designó una comisión y, por la Resolución No. 63, del 31 de enero de 1974, e integrada por representantes de ese despacho y de la USB, se recomendó la creación de una institución de educación superior, y la fórmula que mejor se adaptaba al desarrollo de dicho centro es la de un núcleo universitario, que formase parte del sistema regional de la USB; por lo tanto quedó enmarcado dentro de los criterios que sustentan la concepción y desarrollo de la universidad como sistema.

El Núcleo del Litoral (NUL), hoy denominado sede (SL), fue concebido como una extensión de la USB. Se le dotó con los instrumentos para canalizar la acción cultural, científica, social y educativa de la institución hacia la zona, para contar con planes de atención a las aspiraciones de superación de conocimiento de los jóvenes residentes en el Litoral Central. Luego, el 16 de enero de 1976, el Consejo Nacional de Universidades (CNU), en la Resolución No. 8, contenida en el Acta No. 33, aprueba el informe presentado para la creación del NUL, dependiente de la Universidad Simón Bolívar. Posteriormente, el 12 de febrero de 1977 comenzó a funcionar.

Mucho tiempo después, durante la tragedia de 1999, gran parte de la infraestructura física del estado Vargas sufrió numerosos daños, como el puerto de la Guaira, edificaciones coloniales, escuelas, instituciones universitarias de educación superior, entre estas últimas la más afectada fue el NUL-USB, ubicado en Camurí Grande. Cabe mencionar, este instituto estaba conformado por nueve edificios que comprendían los edificios de aulas, el comedor, la biblioteca, el auditorio, los laboratorios, las oficinas administrativas y de profesores, sala de usos múltiples, de computación y los talleres.

Además, poseía una laguna artificial, un invernadero, una casa colonial ubicada en la meseta y un trapiche de la época de la colonia, dos canchas deportivas, una pista de atletismo y un campo para practicar béisbol. Todas estas edificaciones fueron arrasadas por el río Camurí Grande, ubicado a pocos metros de las canchas deportivas, y el río Miqueleno que generalmente está seco en verano, pero aflora cuando llueve persistentemente. Estos dos ríos destruyeron las infraestructuras en un 80%, con la excepción de la casa colonial y el trapiche que no sufrieron daños.

Ahora bien, una situación que ocasionó que se perdiera para el momento todos los records con la información de los estudiantes, las notas, y demás informaciones relacionadas al para aquel entonces NUL-USB, sin embargo, la información pudo ser recuperada gracias a la gestión de quien es hoy el Director de la Sede del Litoral, y para aquel entonces del Jefe de Control de Estudios (DASE), en conjunto con los records que manejaban profesores y estudiantes de la época, situación que acarreó que por unas cuantas generaciones de egreso de estudiantes tuviesen que ser trasladados a la Sede de Sartenejas en el Municipio Baruta en Caracas.

Cerca de ocho años después, se reaperturó la que desde ese momento se llamaría Sede del Litoral de la Universidad Simón Bolívar, luego de un arduo y largo proceso de estudio sobre las áreas seguras para reconstruir las distintas áreas de la universidad, determinándose que la Casa Colonial y El Trapiche no sufrieron daño luego de la enorme tragedia, eran pues estos los puntos más seguros para el emplazamiento de los nuevos edificios, situándolos también en la meseta que salvó dichas estructuras. Además, logrando que nuevamente comenzaran estudiantes a llenar las aulas y espacios de la sede, sin embargo, muchos profesores que vivieron la tragedia no quisieron retornar a Camurí Grande.

Razón por la cual, para solventar esa situación ha habido desde entonces una contratación de profesores noveles, dentro de esos mi persona, que han venido a llenar las vacantes que por renuencia de los antiguos profesores, o por retiro por años de servicio a la universidad, ha permitido el ingreso de personal académico, situación que se repitió en las áreas administrativas y obreras, que aunque es entendible por lo antes acontecido, también es de comprender que la universidad quisiese recuperar sus espacios, así como el normal funcionamiento de ambas sedes, tanto Sartenejas que los recibió como el Litoral que sufrió gravemente por todo lo ocurrido.

Ahora bien, desde el año 2008, otra situación se ha venido presentando no solo en la USB sino en todas las universidades nacionales y autónomas del país, es el recorte presupuestario, que año a año ha buscado asfixiar a estas casas de estudio, solo por el hecho de tener una visión que difiere de la que posee el gobierno central, en que difieren las bases grandemente ambas estructuras de pensamiento, mientras que la primera busca la calidad la segunda la masificación, dentro de varias otras tangentes divergentes en el pensamiento, que ha ocasionado un pasmo en el crecimiento y florecimiento de estos lugares de enseñanza, no permitiendo así que se ajusten las necesidades reales de estas instituciones con lo que se les es otorgado, desde el pago de nómina hasta la construcción de nuevas edificaciones.

Si bien, esta es una situación no es nueva, ya es un punto crítico y de quiebre para estas instituciones que ya no les alcanzan los recursos, al punto en que existen profesores que están cobrando menos del sueldo mínimo, llegando algunos a devengar por cada quincena cerca de setecientos y otros quinientos Bolívares. Permitiendo esto que esos profesores noveles, que una vez ingresaron, ahora se retiren por no alcanzarles el sustento para la vida en Caracas, estando solos o con familias, siendo la mayoría residenciados con un alquiler y no en casa propia.

La solución a esta y muchas otras situaciones en la universidad es muy simple, simplemente sincerarse el poder central del MPP para la Educación Superior y otorgar el presupuesto que requieren las universidades, que aunque es muy fácil decirlo, actualmente por la situación gravemente conflictiva del gobierno nacional,  no se podrá efectuar; a mi humilde parecer el comportamiento de este es solo venido del hecho de eliminar cualquier forma de disidencia y pensamiento que no sea el que estos manejen, penalizando cualquier autonomía de ellos, haciéndolas extinguirse poco a poco, o hasta que entreguen las instituciones por no poder seguir funcionando en estas condiciones.

Espero con fervor que no llegue a ese punto, sin embargo, temo por que esta situación se agrave aún más, inclusive no tanto por la situación económica de las universidades, sino porque simplemente estos lugares generadores de mentes con criterios propios desaparecerán para simplemente crear “granjas” donde se “coseche” el único pensamiento y directrices que este sistema desea impulsar, sin querer aceptar que para que exista una sana democracia es pues necesario que convivan más de una voz que piense diferente y, no simplemente ser un coro que marcha ante las ordenes de un director donde solo él conoce la canción, para que luego un público aplauda sin saber si la música que escucho fue orquestada a la perfección o simplemente un show de ruidos sin ritmo ni control.

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